
Aunque no he jugado demasiado a Assassin’s Creed – me quedé en el primero, casi a punto de acabarlo, y acabé picándome yo sola -, siempre ha sido una saga de videojuegos que me ha llamado la atención.
Que hiciesen una película, y que además apareciesen actores como Michael Fassbender, Marion Cotillard o Jeremy Irons, es algo que ponía los dientes largos a cualquiera. Sinceramente, me entretuvo en su momento pero, ahora que pienso en ella con varios días de perspectiva, más cosas para criticar le encuentro.
Mi opinión sobre la película Assassin’s Creed
El argumento peca de simple, y algunas cosas no tienen ni sentido. Tarda en arrancar y, en mi opinión, la forma de introducirnos en la historia no es la correcta. Los primeros quince minutos son varias escenas que son importantes para la historia pero que descolocan, como si estuvieran pegadas una detrás de la otra porque es algo que se tiene que contar y punto…
Luego ya empieza la acción y la película empieza a coger ritmo. Las escenas de lucha es seguramente de lo mejor del film, y más por una similitud con el videojuego que por algo más. Eso sí, durante toda la película ver cosas que te suenan de antes por haberlas jugado es una sensación que a más de uno le gustará, incluida a mí.
Lo malo de estas escenas de acción es que abusan mucho de planos desde la vista de águila. Eso está bien, pero en pocas cantidades. Quizás, en toda la película, hay más de cinco minutos sobrevolando el cielo que no aportan absolutamente NADA a la trama ni a la película más que una muestra de un vacío argumental enorme.
Y es que algo falla en la película cuando sales del cine sin acordarte de cómo se llama ninguno de los personajes. Y tampoco te importa, porque no consigues empatizar del todo con ellos. No son más que actores interpretando un papel, sin terminar de ver al personaje.
Que algunas de sus acciones sean incongruentes ayuda a que no te termines de meter en la película. Y es que, ¿por qué Cal (Michael Fassbender) se quita la camiseta la última vez que se mete al Animus? Claro, es ya cuando viene la acción y el colofón final y es necesario que luche con el torso desnudo, porque queda mejor y más cool. Y que no tenga sentido ahí no importa nada, porque visualmente es mejor que luche sin camiseta, mostrando abdominales.
O cómo actúa Sofía (Marion Cotillard) al final de la película. Para empezar, perteneces a una organización de Templarios que llevan siglos actuando y dejando claras sus intenciones, ¿y le sorprende cuando le dicen para qué van a usar su descubrimiento?. Tampoco se deja claro lo que siente cuando matan a su padre… ¿se vuelve mala de golpe y odia a los Assassins? ¿Es un papel? ¿Por qué actúa así si cinco minutos antes se lo tomaba todo de otra forma? ¡Por favor, no es tan complicado dejarlo más claro!
Y es que Assassin’s Creed está lleno de momentos demasiado gratuitos que, pensados fríamente, son incongruentes con otras partes de la película. Por ejemplo, cuando parece romperse el Animus y aparecen los antepasados de Carl… ¿por qué? ¿POR QUÉ? ¿Son fantasmas? ¿Son alucinaciones? Que si, que no está solo y sus antepasados le acompañan… ¡Pero no tiene sentido!
Algo que también me llamó la atención, y pasa prácticamente desapercibido, es cómo en un momento dado se meten con el capitalismo. Es más, comparan al capitalismo con la religión, considerando que ya no es necesario luchar contra el libre albedrío porque la gente ya obedece sin más. Esto se muestra en una conversación de poco más de dos minutos, y quizás hubiese sido más interesante que lo hubiesen plasmado de otra forma.
Sí que es verdad que me lo he pasado bastante mejor con Assassin’s Creed que con Warcraft, pero mirada con perspectiva no es una buena película. Pero entretener, entretiene. Y conseguir el objetivo que se busca con estas películas, que es recaudar dinero a base de todos los fans de una saga… eso lo hace a la perfección.
¿Has visto Assassin’s Creed?