Bright es ese tipo de película que ves cada vez que te conectas a Netflix y no sabes cuándo acabarás viéndola. Su premisa es rara pero interesante, y aun así te da miedo que sea un tostón inaguantable. En mi caso se debía en gran parte a que no quería ver a Will Smith haciendo de Will Smith.
Por suerte, esto no es lo que ocurre con el film. Bright es una película entretenida, quizás con más pretensiones de las que debería, que se pasa rápido y nos deja hasta con ganas de un poquito más.
La película narra la fatídica noche de dos policías: Daryl (Will Smith) y Nick (Joel Edgerton). Todo eso envuelto en un mundo paralelo al nuestro donde existen los orcos, la magia y hasta los dragones. Y, al igual que en el nuestro, también existe el racismo.
Bright narra todo lo que ocurre en un solo día, poniéndonos poco a poco en contexto, pero lo más interesante es todo el mundo que hay detrás de esta aventura.
Por un lado está el hecho de que nos muestre un mundo con diferentes razas, un lugar profundamente racista donde los orcos son tratados como parias, los elfos son la élite y los humanos son ciudadanos de segunda.
Por otro lado está el hecho de que en este mundo está prohibida la magia. Todas las criaturas se ven obligadas a usar la tecnología y ven la magia como ese sueño inalcanzable que puede cumplir todos sus deseos. Pero los bright no son así, ellos siguen usando sus poderes en la sombra.
Todo esto es muy interesante, no se puede negar, pero el problema es que casi no da tiempo a tratarlo en profundidad. La película es una historia a contrarreloj, y su envoltura es interesante pero coarta un poco. Casi que sería mejor hacer una serie y explotar poco a poco un mundo tan interesante como este Los Ángeles paralelo.
Dejando esto a un lado, pasas un buen rato viendo el film. La química entre Daryl y Nick es innegable, y sorprendentemente no vemos a Will Smith en ese papel de mártir con cara triste en el que se había encasillado últimamente.
Falla un poco la parte cómica, que se plasma sobre todo en los diálogos entre ambos polis. Aunque sirven para afianzar su relación, al ser una película con tanta acción hay momentos en los que sólo entorpecen y queremos que terminen de hablar de una vez.
Nick es un personaje muy entrañable, enseguida empatizas con este orco policía. Eso sí, su parte como «elegido» es un poco difusa, e incluso no se termina de entender que al final sea Daryl el que pueda usar la magia… Hubiese tenido un mensaje mucho más potente si al final ese orco olvidado por todos fuese el que empuñase la varita. Además, así tendría más sentido que fuese el elegido.
Vamos, Bright es un film para pasar el rato, pero tiene un contexto que puede explotarse mucho más. No me importaría ver una segunda parte de las aventuras de estos dos policías.
