
Mi opinión sobre Buscando a Dory
Un año más tarde del viaje de Marlin (Albert Brooks) y Dory (Ellen DeGeneres) por todo el océano para encontrar a Nemo (Hayden Rolence), Dory empieza poco a poco a recordar una parte de su pasado que había olvidado por completo: a su familia. Así comienzan una nueva aventura, esta vez en busca de los padres de Dory.
Aunque he disfrutado muchísimo con Buscando a Dory – y también he llorado desde el minuto uno, para qué negarlo -, no ha llegado a satisfacer del todo mis expectativas.
Es entretenida, divertida, tiene ese factor infancia que hace que los cines vayan a estar más llenos de jóvenes que de los propios niños pero, en cambio, le falta la profundidad dramática que sí tenía su antecesora.
Es casi como que, para intentar llegar al público infantil – que puede no saber el contexto de la película por la cantidad de años que han pasado desde la primera – le han dado menos juego del que podría tener para que sea menos complicada y guste a todos. A pesar de esto, es una película que se disfruta sí o sí.
Los personajes secundarios, como el tiburón ballena Destiny (Kaitlin Olson) o el pulpo Hank (Ed O’Neill) son carismáticos y consiguen que les cojamos cariño rápidamente, dando la sensación de que hasta tienen más protagonismo que Marlin y Nemo.
Aun así, he echado de menos a muchos personajes de la primera, como los tres tiburones vegetarianos con su lema «los peces son amigos, no comida» o los peces del acuario – que no se sabe qué les ocurre después de escaparse -.
Hay cosas que me parecen un poco incongruentes, especialmente sobre el escenario donde ocurre la mayor parte de la película, pero eso lo dejaré a parte para no hacer demasiados spoilers.
Por lo demás, la calidad de la animación es preciosa, con fotogramas del fondo marino que dejan con la boca abierta y una banda sonora bien acompañada. De todo esto me quedo con la canción de Sia, Unforgettable, que es perfecta para la película.
Buena crítica nena, como echaba de menos leerte.
Sin embargo, para mi la búsqueda de Dory si está a la altura de la de Nemo.
Aunque reconozco su sencillez argumental.