Cinema Paradiso

Cartel de Cinema Paradiso
Hoy no traigo una película, traigo un trocito de paraíso. Un film que es un delito que no haya visto antes, os lo admito. De esos que consiguen plasmar la magia del cine como pocos, de los que te llegan a la patata y no olvidas fácilmente. Hoy no traigo una crítica. Traigo una alabanza al buen cine. Porque eso es lo que es Cinema Paradiso.

Mi opinión sobre Cinema Paradiso

 

Tras anunciarle la muerte de su buen amigo Alfredo (Philippe Noiret), Salvatore (Jacques Perrin) empieza a rememorar su infancia en Sicilia y su amistad con ese hombre que proyectaba las películas en el cine del pueblo y por el que se convirtió en el hombre que es ahora.

Esta es la historia de una amistad, pero es más que eso. Aunque el argumento principal sea este, Cinema Paradiso esconde mucho más detrás. Es la historia de un pueblo, de su gente, vista desde un pequeño cine que Alfredo y Totó (Salvatore Cascio), como llaman al protagonista de pequeño, miman con esmero.

Curiosamente, casi podemos decir que son dos observadores que saben lo que ocurre abajo pero no se involucran, dedicándose sólo a proyectar las películas.

Pero no es sólo la historia de una ciudad en la posguerra. Es un pedacito del cine mismo. Es la amistad y el amor hacia el mundo del cine. Mientras Totó va creciendo también lo hace este, desde la censura hasta lo que es actualmente. Esto sobre todo se ve reflejado en el final, aunque siempre está presente.

 

Escena de Cinema Paradiso

 

Del final, simplemente decir que me ha enamorado. De esos que puedes ver una y mil veces y no te cansas y que, sin ser lacrimógeno, consigue que la película termine con un sabor agridulce, una mezcla de tristeza y ternura. Sin duda, uno de los mejores finales de cine podemos encontrarlo en Cinema Paradiso.

A todo esto se junta una banda sonora magnífica compuesta por Ennio Morricone que está ahí en los momentos más oportunos. Es más, creo que principalmente el final consigue llegar tanto precisamente por eso, por esa música con toque añejo, que sabe a añoranza, a recuerdo. 

Las actuaciones también van acordes con el tono de la película. De todos, los mejores son Salvatore Cascio y Philippe Noiret. La infancia es, en mi opinión, la mejor parte, y en gran parte se debe a la unión de ambos.

Luego ya viene un Salvatore adolescente (Marco Leonardi) que me convence menos, aunque para mí la más sosa es Elena (Agnese Nano). Eso sí, todos están muy bien. Me quejo un poco por quejarme.
 

Después de todo esto simplemente tengo que decir una cosa: si no has visto Cinema Paradiso, ¿a qué esperas? Es magia, mimo y dulzura. Es la máxima representación de lo que es el cine en sí. Hay que dejarse llevar por ella, hay que disfrutarla y dejarse arropar por la magia plasmada en ese pequeño cine que proyectaba películas en un pequeño pueblo de Sicilia.

¿Has visto Cinema Paradiso?

5/5
Imagen de Isabel Robleda
Isabel Robleda

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