
Existen películas que envejecen como un buen vino y que, aunque pase el tiempo, siguen causándote una buena sensación al verlas. Ese es el caso de Como la vida misma que, aunque ya tiene más de diez años, sigue sabiendo cómo llegar al corazón del espectador para generar una historia tierna y entrañable.
No soy muy dada a las comedias románticas, aunque hay ciertas ocasiones donde sí apetece ver una historia de esas que ya sabes desde el principio que van a tener un final feliz. Y, si tienen una trama un poquito más original que las habituales, mejor que mejor.
Mi opinión sobre Como la vida misma
Como la vida misma nos cuenta la historia de Holly (Katherine Heigl) y Eric (Josh Duhamel), amigos en común de toda la vida de una pareja que acaba de tener una hija, Sophie. Aunque se ven a menudo por esos amigos en común, lo cierto es que se odian bastante desde que intentaron tener una cita y salió mal.
Toda su vida cambiará por completo cuando sus amigos fallezcan en un terrible accidente y descubran algo sorprendente: su último deseo fue que, en el caso de que faltasen, ambos se hicieran cargo de su hija Sophie.
De esta forma dos solteros que se odian y que no tenían en mente tener hijos se ven del día a la mañana cuidando de un infante y aprendiendo a ejercer de padres. Eso sin dejar de lado que empezarán a vivir en la casa de sus amigos para que Sophie pueda crecer en un entorno que le sea conocido.
Como la vida misma es un film de amor, o una historia de amor, pero más que entre dos personas como tal es una película sobre el amor de familia. Porque toda la película transcurre sobre cómo empiezan a adaptarse los tres a cómo convivir juntos y cómo, casi sin darse cuenta, acaban formando su propia familia.
En la película vemos cada paso que van dando: desde aprender a cambiar un pañal hasta alegrarse porque Sophie de sus primeros pasos. La película muestra de una manera muy tierna cómo estos padres primerizos empiezan a adaptarse, cómo empiezan a formar su propio hogar.
Y todo esto lo hace desde una forma super tierna y entrañable, a la par que muchas veces divertida, que hace que Como la vida misma sea una película entretenida que te deja un buen sabor de boca al terminarla y que, como decía, puede verse fácilmente en cualquier momento.
Admito que, aunque no soy muy asidua a este tipo de films, he disfrutado con esta película. Me parece que está muy bien llevada y que al final transciende de la típica historia de amor.
Al combinarse con el drama y con el humor, la película consigue mostrarnos una historia de amor que se disfruta por completo al verla y que surge de una forma muy natural.
Si estáis buscando una historia de amor de esas que convencen y que además tienen un mensaje bonito, sin duda Como la vida misma es lo que estás buscando.