
Isaac Sánchez (Loulogio):
«Si me quería dedicar a dibujar cómics era por sentirme bien, por disfrutar y recuperar sensaciones que tenía de pequeño»
Isaac Sánchez, conocido como Loulogio, es dibujante y youtuber. Ha marcado la adolescencia de cientos de personas con vídeos como La batamanta y El origen del universo. Actualmente tiene en marcha Taxus, una serie de cómics basados en la mitología cántabra con un toque muy personal.
Si tuvieses que explicarle a alguien en qué consiste Taxus, ¿qué le dirías?
Pues es complicado. Taxus es una historia de fantasía ambientada en la mitología cántabra, que no es moco de pavo. Siempre nos centramos en mitologías romanas, griegas, nórdicas… y aquí en el norte de España tenemos una mitología super rica. Y eso es fantasía, pero nuestra.
¿De dónde te vino la inspiración para basarte en la mitología cántabra?
Pues, como tantas cosas en la vida, fue el destino. Yo daba clases de pintura, y tenía señoras que pintaban bodegones en la academia. Una vez una señora vino para que le pintase un ojáncano, que era un cíclope cántabro, y me gustan los monstruos.
Así que le pedí más información a esa señora, que era de Santander, y me trajo un libro. Me enamoré de esa mitología. Y fue así, gracias a esa alumna.
Y, ¿qué hiciste para documentarte sobre la mitología cántabra?
En el libro que me prestaron había algo, pero documentarme era complicado. Yo iba al Fnac cuando estaba haciendo la historia y decía «por favor, ¿un libro de mitología cántabra?» y me decían «¿qué?». No había ninguno.
Menos mal que vivimos en la era de Internet, y menos mal que un amigo mío cántabro su madre tenía una editorial y me dejó libros que ya estaban descatalogados.
¿Cuánto tardaste en documentarte?
Estuve meses de documentación, sobre todo por lo difícil que era encontrar fuentes. Además,en el norte comparten mucha mitología y era difícil centrarse en la que yo quería. A veces se mezclaban conceptos, y sobre todo después tenía que sacar mi versión. No hay nada que sea cánon.
Así que encontré mi forma de entender ese mundillo y luego ubicarlo. Me llevó meses, echando la vista atrás.

Hace poco en la serie Grimm me acordé de tu cómic porque salía un monstruo cántabro. Era un monstruo con una mano de más que veía el futuro.
¿No sería el cuegle?
Sí, ese era.
Es que el cuegle tiene muchas interpretaciones. La que yo adopté es más monstruosa y menos humana; el mío es más bestia. Pero sí que es verdad que tiene tres extremidades.
Que el cuegle cuando muere, de sus restos hechos mierda, son medicina para todo. Estés enfermo de lo que estés enfermo, si coges un poquito de caca de cuegle te curas. Eso sí que es homeopatía.
¿Por qué decidiste usar un estilo tradicional en vez de digital para Taxus?
Primero porque quería darle un rollo a los cómics que yo leía de pequeño. Yo leía mucho Asterix, cómic europeo, y todo aquello me recordaba a la técnica tradicional. Al menos en el primero, en el segundo ya me he dejado llevar por lo digital.
Quería darle el saborcillo a lo que yo había leído de pequeño. Si me quería dedicar a dibujar cómics era por sentirme bien, por disfrutar y recuperar sensaciones que tenía de pequeño. Quería reflejar un poco algo que me llevase a esa época.
¿Crees que es un buen momento ahora para hacer cómics en España?
No, nunca lo es. Nunca lo ha sido. Hacer cómics en España es un riesgo. Casi todos los dibujantes, ahora que voy conociendo a dibujantes del mundillo, lo que hacen es emigrar.
Aquí es difícil. Yo tengo la suerte de tener cierta visibilidad que me ayuda a que el producto llegue a gente. Luego si el producto es una mierda no vas a seguir con ello. Tengo esa suerte, pero para los autores en general publicar en España y que funcione es muy complicado.
¿Y qué le dirías a alguien que quiera empezar a hacer cómic?
Sobre todo que no intente ser nadie. Yo cuando era más jovenzuelo e iba a las editoriales mis proyectos eran siempre «esto se parece a» porque quería reflejar en mí el éxito que veía en otros. Y no, haz lo que tu sientas dentro.
La única forma, me dijo un editor una vez, de ser universal es hablar de lo que tienes al lado. Y entonces en este cómic por ejemplo hablo de mitología de aquí pero además los personajes son gente de mi entorno, gente que puedes reconocer en una calle.
Creo que es un buen consejo mostrar tu mundo. Y algo habrá diferente en él.

En quién te ves más reflejado, ¿en Laro o en Benito?
Cuando sigas la historia verás que a Benito lo detesto. El tomo dos, que es La cabra, tiene que ver con «la cabra tira al monte», que es como que cada uno acaba cometiendo los mismos errores.
Hablo del destino en el sentido de que no lo dictan los dioses, sino lo que somos en nuestro interior. Acabamos siendo lo que somos. Para mi Benito es una persona que se rinde a lo que es muy fácil y que se rinde consigo mismo también, y no me gusta eso.
Pero yo no quiero juzgar los personajes. A mi me cae mal, pero es el protagonista.
¿Crees que tiene algo de ti?
Puede tener algo de mi en el sentido cínico, pero yo soy más Laro. Sin estar tan cachas, soy más Laro.
¿Qué haces cuando tienes un bloqueo creativo?
Me pongo muy nervioso. Llegué a llamar a la editorial para decirle «esto no se publica, es muy malo». Me sentía fatal, tengo el síndrome del impostor.
Supongo que lo único que puedes hacer es trabajar e intentar no compararte con nadie. Ver las cosas con perspectiva: lo que hoy no sale, mañana saldrá. A veces lo que hoy te parece malísimo mañana te parece muy bueno y lo que hoy te parece muy bueno mañana te parece buenísimo.
Ten perspectiva. A veces vemos sólo a corto plazo: el hoy, el mañana, la semana que viene. Hay que mirar lo más lejos que se pueda.
Cambiando de tema, ¿cómo es sentir que has tenido una influencia tan grande en España? Yo pienso en mi adolescencia y pienso en tus vídeos.
Yo ya estoy en ese momento en el que alguien te para, un señor, y me dice: «He crecido con tus vídeos». Un tío ya con traje y corbata.
Pido perdón por todo. Yo creo que algo de daño he hecho a la sociedad.
Yo creo que has hecho más bien que mal.
Es hacer la coña. En realidad estoy contento con todo eso.
¿Cómo piensas celebrarlo el día en que la RAE acepte la batamanta?
Mira, ya tardan. Les envié una carta formal y mucha gente les ha escrito por redes sociales, y dicen que aún no está lo bastante establecido. ¿Cómo no? Pero si no hay otro término.
Es que no hay otra forma de llamarlo. Es que este objeto sólo tiene ese nombre. No le pueden poner otro, con lo cual tienen que aceptarlo.
Voy a hacer una promesa: el día que la RAE acepte la batamanta me doy una vuelta por Gran Vía sólo con batamanta. Tapando mis verguenzas, pero sólo con una batamanta.
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