Juan Sepúlveda es la mente detrás de El Violeta. Marina Cochet fue quien se encargó de plasmar la historia con sus dibujos. Juntos han dado vida a una novela gráfica que nos muestra una cara de la historia de España desconocida para muchos.
Para ambos ha sido su primera experiencia en el mundo de la novela gráfica, dando forma conjuntamente a una historia inolvidable sobre los campos de concentración para homosexuales que hubo en España durante el franquismo.
Entrevista sobre El violeta
¿Cómo surgió la idea de El Violeta?
Juan: Me surgió la idea de contar una historia acerca de los homosexuales en el franquismo porque salió un documental, que se llama Condenados sin juicio, que cuenta con los testimonios de muchos presos sociales que pasaron por la cárcel de Valencia. Eso me dio la idea.
¿Reutilizaste un poco la historia?
¿Cuánto tiempo te llevó todo el proceso de investigación?
Fue a lo largo de los años. Iba leyendo libros al respecto, no es que fuera como seis meses solo con eso. Pero sí que estuve por lo menos un año leyendo libros relacionados con la persecución que sufrieron los homosexuales y viendo películas, documentales y todo lo que podía encontrar que estaba relacionado para poder tener una fotografía completa de lo que pasó.
¿Después de tenerlo pensado todo entró Marina para hacer el dibujo?
Lo cierto es que hasta que la historia llega al punto en el que Bruno es detenido yo había empezado con otro dibujante, pero era mucho trabajo para él, tenía otros compromisos, y dejó el proyecto.
Cuando llegó Marina yo ya tenía todo el guion hecho hasta la detención de Bruno, y ella se puso a dibujar unas páginas que ya habían sido previamente dibujadas. Yo en paralelo, como cuesta más dibujar que escribir, iba adelantando el guion mientras ella iba dibujando.
Marina: Me envió el guión por partes y luego en un momento dado, como a mitad o un poco menos, me mandó todo entero y ya ahí le fui mandando tandas de quince o veinte páginas.
¿Cuánto tardaste en hacer todas las páginas?
Calculo que tardé por lo menos un año y seis u ocho meses, entre retoques y tal. Ten en cuenta que yo tenía otros trabajos y otras cosas, y en cuanto tenía hueco trabajaba en El violeta.
¿Crees que también el tono del dibujo se tiene que adecuar a la historia?
Eso depende del guionista. Yo tenía interés por algo nuevo y a Juan supongo que le encajaría mi estilo.
Todo eso también tiene una investigación detrás.
¿Cómo fue pasar del estilo de Diario de un adefesio a El violeta?
No hay ninguna dificultad. Mi estilo creo que es más el de El violeta, pero tengo muchos. Soy muy versátil en ese aspecto, no sé si es bueno o malo pero me gusta probar diferentes cosas.
¿Creéis que es necesario que los cómics muestren una historia como la de El violeta?
Sin duda. Es una historia que ha ocurrido de verdad y que ha sido olvidada u ocultada, y esas cosas hay que hacerlas visibles porque si se olvida se repite. Las historias se olvidan y la historia se repite, y eso no puede ocurrir, sobre todo hoy en día que hemos avanzado tanto y es un progreso tan frágil, porque en muchos otros países sigue ocurriendo.
¿Entonces prefieres haberlo escrito en cómic a que hubiese sido una novela?
Yo creo que si hubiera sido una novela habría una barrera de entrada más grande. Esto va a llegar a más gente y más rápidamente por la facilidad que tiene de lectura.
Marina: Estoy de acuerdo.
Es curioso que justamente sea un cómic el que hable de la historia de España, de algo que se está olvidando de esa forma.
Marina: La gente cuando busca una novela gráfica casi que busca más cómics; busca héroes, y estos son antihéroes. Son historias reales con estilos personales que salen de lo mainstream, que intenta buscar otras historias distintas.
Estamos en un buen momento. Yo creo que en estos años que vienen pueden salir un montón de cosas súper interesantes, con historias distintas.
¿Os gustaría volver a hacer un cómic que fuera sobre la historia de España pero tratase un tema distinto?
Marina: Por mi parte hasta dentro de un tiempo quizás no porque me gusta variar. Me gustan los nuevos retos, nuevos proyectos. Me gustaría hacer algo con mi propio guión y a lo mejor un poco más ciencia ficción o futurista. Algo un poco más loco, menos con los pies en la tierra, para variar vaya.
Pero sí, ¿por qué no? ¿Por qué en un futuro no hacer algo de este estilo?
¿Te gustan más los cómics estilo El violeta o los libros de viajes que has escrito? ¿Son dos partes que te gustaría seguir llevando a cabo?
Casi me pasa un poco como a Marina. Hago esos libros que son un poco más gamberros, que son libros de viajes más desenfadados, y luego por otro lado me gusta hacer historias más sociales y reivindicativas.
Creo que es un buen escape el tema del humor y hacer cosas que son un poco más relajadas, porque si estuviéramos siempre haciendo cosas de este tipo acabaríamos… no sé cómo.
¿Creéis que es buen momento para dedicarse al mundo del cómic?
Juan: Lo cierto es que prácticamente nadie en España vive como guionista de cómic exclusivamente.
Marina: Ni como dibujante de cómics.
Juan: Lo que suelen hacer los guionistas es trabajar en televisión y en otros medios, y ocasionalmente hacer un cómic. En otros países como en Francia o Estados Unidos sí que podría vivir de eso.
Marina: A un dibujante tampoco. En este país es verdad que es por amor al arte. Prácticamente los beneficios que recibes son ridículos en comparación del trabajazo que tiene, igual que el guionista.
En Francia sí que podríamos hacernos un hueco, pero aquí todavía es difícil. Está arrancando, pero es difícil.
Juan: El mercado francés y estadounidense es muchísimo más amplio, se venden muchísimas más copias de cómics que en España.
Marina: Y tiene cierto prestigio.
Juan: Con las tiradas de cómics que hacen en España es muy difícil vivir de eso, casi imposible.
¿Creéis que eso dentro de un tiempo va a cambiar?
Yo espero que sí, pero tiene que haber una respuesta del público y de la sociedad en general.
Juan: Tendría que volver a como estaba hace veinte años. El papel era más barato y entonces las tiradas eran más grandes, y también había más interés.
El cómic también era más asequible, algo que comprabas los fines de semana. No hay el hábito que tienen por ejemplo los adolescentes de Estados Unidos de todos los fines de semana comprar un cómic.
Los cómics también es una forma de hacer que la gente lea más.
¿Qué consejo le daríais a alguien que quiera empezar en el mundo del cómic?
Tenacidad, paciencia y mucha cabezonería, porque esto es durísimo en verdad. Depende de la historia, de la extensión y el estilo que tengas, pero para mí ha sido lo más duro que he hecho.
Si realmente te gusta ve a por ello. Hay que lucharlo, no te asegura que vayas a llegar a algún lado, pero hay que intentarlo.
Juan: Este proyecto me ha costado realmente, desde el momento en que empecé hasta el momento en que ya está la novela gráfica en papel, cuatro años. Desde luego que ahí se necesita perseverancia. Pasamos por 3 editores y los dos primeros no llegaron a publicar el cómic.
Tienes que creer en la historia, luchar por ella, y cuando te hacen una crítica saber qué es lo positivo y qué es lo negativo para enriquecer la historia y seguir adelante.
Luego también está lo que estábamos haciendo Marina y yo. Tienes este proyecto y tienes que llevarlo con otras actividades profesionales para poder seguir. Publicar un cómic por unas o por otras al final es un proceso muy largo, si tienes prisa es muy probable que acabes abandonándolo.
Marina: Hay que tener voluntad y creer en uno mismo, también un poco de locura, de ser cabezota hasta el final y que salga.
Juan: Si alguien empezara en el cómic y se pusiera al 100% sería un desespero grande, porque va a costar mucho tiempo sacarlo adelante y tienes que pagar facturas y demás.
Marina: Es un sacrificio. Si quieres echarle tiempo a un proyecto tan grande que te va a llevar tanto tiempo tienes que sacrificar otros muchos que pueden aportarte más beneficio económico, porque no te da tiempo. He vivido un poco más apuradilla, pero yo creo que ha merecido la pena porque he aprendido un montón.
Entrevista realizada por Isabel Robleda (@Claraformo)