«Es muy importante que las viñetas enciendan debates que en los medios convencionales no nos dejan sacar»
Raquel Córcoles, más conocida como Moderna de Pueblo, lleva desde el 2010 incendiando las redes con sus viñetas. Sus ilustraciones son especialmente conocidas, y ya cuenta con más de medio millón de seguidores en plataformas como Facebook. Colabora en medios como Cuore o El País, pero también ha publicado libros como Soy de pueblo, Los capullos no regalan flores y Cooltureta: la novela gráfica. Con un humor ácido y crítico, Raquel se ha encargado de dar voz a muchas escenas cotidianas que vivimos diariamente en estos tiempos modernos.
Hace unos meses publicaste una serie de vídeos en las redes, ¿por qué están parados?
Eran diez vídeos financiados por TV3, y cada vídeo vale una pasta producirlo. Yo me encargaba de las ilustraciones que se necesitaban para la animación, pero también estaban los animadores, los actores que ponían las voces… Los guiones los hacía con Carlos, que es el otro chico que trabaja conmigo. Es un proyecto mucho más complejo de lo que parece.
Un youtuber se graba en su casa y toda la producción la puede hacer él, por lo que sí que es factible sacar vídeos semanales. En este caso, empezamos en agosto y no estuvieron terminados hasta diciembre. Cada vídeo necesitaba unas tres semanas de trabajo.
Seguiría con los vídeos si encontrara financiación, quizás cada capítulo costaba unos 5.000 euros de producir y duraba un minuto. Está la opción de hacer un crowdfunding o encontrar alguna marca que lo patrocine. Me gustaría intentar empezar algo de animación después de acabar el nuevo libro que estoy preparando. Me gustó mucho el experimento pero también era la primera vez que lo hacía.
Tu segundo libro, Los capullos no regalan flores, empieza hablando de los tipos de capullos que hay pero tiene un final bastante romántico. ¿Crees que choca con lo que se espera la gente al leerlo?
No, porque si me hubiera pillado en un momento en la vida en el que aún siguiera defraudada con todas mis relaciones obviamente habría acabado con: “y se suicidó, fin” o “y mató a todos los hombres que conoció en adelante”.
Es algo un poco autobiográfico y en el momento que lo estaba escribiendo yo ya tenía una relación que me iba genial y me salió hacerlo así. Siempre digo que si no hubiera conocido al último capullo el libro sería mucho más “destroyer”.
¿Hay chicas que les gustaría que hubiese tenido un final más “destroyer”?
Seguro, pero también es un poco para demostrar que hay esperanza.
¿Cómo empieza tu proceso creativo?
Depende mucho. El otro día hice una viñeta de ClearBlue y llevo un año viendo ese anuncio, llevo un año indignándome, pero hasta hace poco no decidí hacer una viñeta de eso. A veces vives algo mil veces y no lo ves en viñeta, otras te pasa algo y enseguida te apetece contarlo. Eso es lo normal, lo de que se te ocurra una viñeta porque sí es lo raro.
¿Cuánto tiempo tardas en hacer una viñeta?
Antes millones de años, tardaba sin exagerar media hora en dibujar una mano. Ahora ya llevo siete años, tengo mucha más soltura, y de media puedo tardar cuatro o cinco horas en hacer una viñeta relativamente sencilla. Puedo tardar un día para cada página de un libro.
Me baso mucho en tener un guión y luego le voy añadiendo detalles al dibujarlo, lo voy perfeccionando. Si tengo tiempo lo dejo reposar un día. Al día siguiente lo abro y veo si me convence o si se puede mejorar algo.
En tus viñetas, hay mucho de autobiográfico. ¿Las amigas que rodean a Moderna de Pueblo también se basan en personas reales?
Yo intento que sea autobiográfico compartido. Intento contar cosas que me han pasado a mi o a amigas, e incluso la uso a veces para contar algo que no me ha pasado directamente. En los libros es diferente porque hay una trama y me es muy difícil inventarlo, me parecería irreal.
Yo lo que hago es coger ideas, lo que dicen mis amigas es “robar vidas”. Cojo algo que casualmente le ha pasado a una y construyo los gags en función de unas historias que en la vida real se han producido. Y si hay algo que es muy cantoso o conflictivo intento hablarlo.
¿Has tenido problemas con ese tema?
Sí, por eso está bien comentarlo antes. He tenido problemas justo cuando la intención no era hablar de alguien y de repente se ha sentido reflejadísimo y se ha indignado, porque no se ha tomado al personaje con humor. Yo soy la primera que si hago algo autobiográfico me dejo mal y cuento lo peor. Que tu historia se parezca un poco no quiere decir que me esté riendo de ti.
Siempre es mejor, si algo se parece, avisar. A veces no te das cuenta del parecido hasta que alguien te lo dice.
¿Crees que actualmente es más fácil ser ilustradora?
De hecho la ilustración es más fácil que otra cosa. Yo soñaba con hacer cortos o pelis, pero necesitas un equipo y alguien que ponga la pasta. Y ese alguien seguramente es un tío, y a él quizás no le mola tu guión porque se llama “Los capullos no regalan flores”. Como ilustradora eres tú y tu ordenador. Si consigues llegar a gente, no hay nadie que se interponga.
Yo creo que los hombres han contado historias muchísimo tiempo y que nosotras tenemos un poco más que aportar porque nuestro punto de vista sigue siendo un tanto nuevo. Hay temas que están por explotar, y las mujeres nos hacemos fans muy rápido porque necesitábamos ese contenido. En ese sentido es más fácil: hay mucho público, es fácil hacerlo y para nosotras nos sirve para entendernos, ir construyéndonos una identidad.
Sois como una voz con la que la mayoría de las mujeres nos sentimos identificadas.
En entrevistas a las mujeres se les pregunta muchas tonterías. Con estas viñetas hablamos cosas que quizás salen menos en los medios, encienden debates y se produce una mayor identificación.
¿Cuántas veces has leído una entrevista a una mujer que al final sólo le pregunte por cosas de su vida personal, o sobre trucos de belleza? Nada que te esté aportando nada a ti. Al final cada ilustradora que sigo me aporta unos temas.
A veces la viñeta quizás no es muy buena, pero me digo: “sólo la voy a publicar para que se hable de esto”. Creo que es muy importante que las viñetas enciendan debates que en los medios convencionales no nos dejan sacar.