
Oropel. Eso es lo que he sentido al ver Frozen II. Mucha carne puesta en el asador para una historia que visualmente es una maravilla pero a nivel de guión se queda muy corto. Toda una pena, que hace que te quedes con una sensación extraña al terminar un film que, todo sea dicho, me ha gustado más que la primera parte.
Crítica de Frozen II
Llega el otoño a Arandelle, y Elsa y Anna viven en paz sin que nada interrumpa sus vidas mientras Kristoff busca la forma adecuada de pedirle matrimonio a su amada.
Todo esto se verá truncado cuando Elsa despierte a unos misteriosos espíritus del bosque que pueden destruir Arandelle, y tengan que embarcarse todos en una aventura por salvar el reino.
Con esta premisa empieza una aventura que visualmente es una pasada. Todo en Frozen II está hecho con un mimo tremendo, y se nota la cantidad de presupuesto que se ha invertido en la segunda parte de estas dos princesas de Arandelle.
Hay escenas con las que es imposible no disfrutar, porque sólo de verlas dejan con la boca abierta. Cada detalle está tan bien construido que es imposible no embelesarse con todo lo que está pasando a cada momento.
Pero todo eso se pierde a nivel de guión, ya que Frozen II flojea en muchos aspectos en esta parte. Durante todo el film tuve la sensación de que toda la historia era excesivamente intensa; pasan cosas y más cosas, y es tal el cúmulo de emociones que realmente no te da tiempo a gestionar todo lo que se cuenta.
Pero sin duda lo peor de Frozen II es su imperiosa necesidad de tener que explicar una y otra vez todo de forma innecesaria. Es como si todos los personajes fueran extremadamente listos y tuviesen la necesidad de escuchar su propia voz, porque siempre hay una lección tras otra.
Está claro que estamos hablando de una película dirigida al público infantil, pero eso no quita que haya que tomar a los más pequeños por tontos. Es más, incluso hay partes donde el film se hace spoilers a sí mismo. «No lo cuentes, muéstralo» no es para nada la dinámica que se ha seguido en toda la película.
La verdad es que esta fue precisamente la sensación que también tuve con la primera película de Frozen, y con esta segunda me reafirmo. Para mi las aventuras de estas dos hermanas me parecen muy flojas en comparación de otros films de Disney, por mucho que sean las que más han triunfado.
Algo que me pregunto ahora es si después del invierno y el otoño vendrán las próximas estaciones. Está claro que Frozen puede dar para eso, contando una historia en cuatro partes cuyo estilo vaya cambiando en función de cada estación.
Sólo espero que si esto pasa se centren un poco más en contar por una vez una historia de Frozen que sea chapó, porque en este punto siempre se me quedan cortas.
Como digo, oropel. Un envoltorio precioso, pero al final no es oro todo lo que reluce.