
Una película de vampiros jovenzuelos al más puro estilo ochentero. Eso es lo que es Jóvenes Ocultos. Está claro que no es un peliculón ni mucho menos, pero sólo por salir del edulcoramiento de los vampiros actuales hay que darle una oportunidad a esta película tan gamberra.
Mi opinión sobre Jóvenes ocultos
Sam (Corey Haim) y Michael (Jason Patric) tienen que mudarse a Santa Clara tras el divorcio de su madre. Lo que ninguno de los tres imagina es que esta ciudad está plagada de seres sobrenaturales que vagan a sus anchas. Sólo lo descubrirán cuando ambos hermanos vean sin planearlo la cara más oscura de Santa Clara.
Con esta premisa comienza una aventura de cazadores contra vampiros de lo más entretenida. La diferencia es que no veremos vampiros serios y carismáticos, ni cazadores bien entrenados… no, Jóvenes ocultos nos muestra vampiros adolescentes que parece que estén en plena edad del pavo, y cazadores que ni siquiera saben cómo han acabado en un fregado tan grande, ni están preparados para hacer frente a ello.
Lo mejor sin duda es la combinación entre los humanos y los vampiros. Por un lado están esos vampiros engominados con estilo puramente ochentero, desprendiendo chabacanería por todas partes. Casi te dan ganas de darles un tirón de orejas y decirles que están castigados; o por lo menos hasta que sacan su verdadera faceta y dan un poco más de miedo.
Por otro lado están los tres chavales que deben de salvar la ciudad: tres niños en plena adolescencia que leen cómics, creen en lo sobrenatural y son la única esperanza de Santa Clara. Desde su inexperiencia serán los que aporten el toque de humor al film, y es que es difícil no verse identificado en esos tres niños con ganas de aventuras que dan cada paso a ciegas.
Lo mejor sin duda es que todo esto está combinado con una música que nos transporta de lleno a los 80. Canciones rebeldes, como el espíritu de esta película, que nos recuerdan que esa década es tan eterna como los vampiros que salen en ella.
Sin duda, estarás tarareando su canción principal durante por lo menos un día entero. Y es que es pegadiza hasta decir basta.
Otra de las cosas que más me han gustado de Jóvenes ocultos es precisamente el final. Acabamos con esos minutos de acción donde toda la carne está en el asador. Vampiros contra humanos, una lucha desenfrenada, el descubrimiento que todos esperábamos… y todo esto para acabar con ese toque humorístico que hace que los vampiros no pueblen nuestras pesadillas.
En resumen, si quieres ver vampiros en plena edad del pavo y a unos chavales metiéndose en un problema bien serio, todo combinado con lo mejor de los 80, esta es tu película.
Admito que no es para nada como me esperaba, e incluso habrá gente que la tilde de mala, pero tiene un encanto especial.