
Hacía tiempo que no me picaba tanto como me ha pasado con el juego de Misión cumplida. Su premisa, aunque sencilla, hace que nos encontremos ante un juego difícil de ganar.
Aun así, me ha enganchado tanto que incluso sé que lo probaré para echar partidas yo sola. Tanto ha sido el pique que me ha causado…
Pero, ¿qué es lo que hace que el juego de Misión cumplida sea un juego de mesa en apariencia sencillo pero que puede darnos muchos quebraderos de cabeza? ¡Pues vamos a hablar de ellos!
¿De qué va el juego de Misión cumplida?
El juego de Misión cumplida es un juego cooperativo donde el objetivo es sencillo: hay varias misiones que completar y, para que se puedan ganar todas, es importante que los jugadores cooperen entre sí.
¿El dilema? Las pistas entre jugadores tienen que ser muy escasas. Quizás puedes decir «por favor, no me toques esta fila», pero no podrás decir «tengo un rojo que va perfecto en este lado».
Y de esta forma se van pasando las misiones, siempre sin saber qué cartas tienen el resto de jugadores.
Pero, ¿en qué consisten estas misiones? Básicamente en problemas con números.
Y ahí es donde viene la complicación y el pique con este juego. Porque, para conseguir pasar las misiones antes de que se te acabe la baraja, es importante tener mucha rapidez matemática.
En caso de cumplir con el cliché de «es que soy de letras» te aseguro que este juego te dará más de un quebradero de cabeza. Eso sí, las ganas de superarse a una misma son las que hacen que intentes una y otra vez pasarte el juego.
Cómo jugar al juego de Misión cumplida
Pero, ¿cómo se juega realmente al juego de Misión cumplida? Como decíamos, las reglas del juego son muy sencillas. Lo complicado aquí son las misiones en sí.
Por un lado, se reparten 4 cartas a cada jugador y, por otro, se ponen 4 cartas sobre la mesa. Una vez hecho esto, se destapa la primera misión (dependiendo del número de jugadores que seamos haremos más misiones o menos, teniendo en cuenta que el máximo de jugadores es 4 y el mínimo 1). Podemos resolver cuatro misiones a la vez.
Estas misiones pueden ser muy variadas e ir desde «no puede haber ninguna carta par sobre la mesa» hasta «todas tienen que ser amarillas o rojas» o «las cartas rojas tienen que dar doble que las azules».
Porque sí, las cartas tienen un estilo muy a lo Uno. La combinación de color y número es lo que ayuda a saber qué puedes echar a continuación, siempre sabiendo que debe de coincidir color o número con dónde lo quieras echar en la mesa.
Y así por turnos cada jugador echa una carta y roba, siempre buscando cumplir la misión que está sobre la mesa, o por lo menos alguna de ellas.
En caso de quedarnos sin más cartas o de no poder echar nada sobre la mesa, ya habremos perdido. En caso de pasar las misiones antes de que ocurra, ganaremos.
Y de esa forma comienza un juego de lo más enganchante que simplemente por el hecho de que te picas por ganar hace que hagas partida tras partida para conseguirlo y, sin duda, ¡ayudas a mejorar tu agilidad matemática al mismo tiempo!