
En cuanto vi que se estrenaba la temporada 3 de Jugando con fuego mi hype subió a +3000. Y es que la temporada 1 fue todo un salseo, pero la 2 llevó la historia a otro nivel superior. Con el listón tan alto, ¿qué podíamos esperar de la tercera temporada?
Pues lo que está claro es que el listón todavía se iba a poner más alto, algo que parece surrealista si nos paramos a pensarlo, y que dice mucho de las personas que se encargan de hacer el casting para el reality – me quito el sombrero ante ellas -.
Mi opinión sobre la temporada 3 de Jugando con fuego
La temporada 3 de Jugando con fuego nos vuelve a mostrar a un grupo de salidorros con las hormonas desatadas y mucho miedo al compromiso que se piensan que van a un reality paradisiaco y, sin saberlo, acaban metidos en un retiro donde toda actividad sexual es penalizada y castigada con perder dinero del bote.
Y hay que decir que la tercera temporada ha sido una temporada de contrastes: sin duda, las situaciones han llegado a niveles mucho más altos y es la temporada donde a la gente se la ha sudado todo muchísimo, pero también ha sido aquella donde se han formado situaciones que han sido bastante monas y han demostrado cómo si se pueden derribar las barreras emocionales si se quiere.
Mira que no me gusta La isla de las tentaciones, pero esta versión más suave de Netflix que además incluye mensajito de cómo tu vida puede cambiar si te abres al amor me encanta y ya me tiene enganchada durante casi tres años.
Me encanta además cómo los guionistas saben darle la vuelta al programa para que nunca siga igual y sigamos igual de enganchados a pesar de que la premisa es la misma.
Esto me lleva a pensar en la cantidad de posibilidades que hay y todo lo que nos puede deparar la temporada 4 de Jugando con fuego – si la hay, ya que esta tercera se grabó justo después de la segunda aunque se haya estrenado meses después -.
Sea como sea, sin duda la temporada 3 de Jugando con fuego me ha entretenido como esperaba que lo hiciese. No es que me haya dado mucho que pensar, pero sin duda sus salseos han conseguido intrigarme.
Aun así, siento que es la temporada donde la gente menos ha aprendido y, si lo han hecho, ha sido muy al final. Pero no os confundáis, ya que precisamente esto es lo que ha hecho que me mantenga todavía más enganchada a la pantalla.
Si todavía no le has dado una oportunidad a Jugando con fuego, te recomiendo que lo hagas si te gustan este tipo de realities. Cada temporada es distinta a la anterior, y sabe muy bien qué mostrar diferente para hacer que nos enganchemos por completo a la pantalla.
Sin duda ya tengo ganas de ver qué nos depara la siguiente temporada de Jugando con fuego, porque tengo que admitir que no estoy preparada para pensar que esta es la última. Quiero ver más de esto, mucho más.