
Que Netflix saque una serie adolescente bollera de vampiros y monstruos me parece un avance tremendo. Al pensalo, me imagino a una versión adolescente mía que no cayó en las garras de Crepúsculo, pero que sí acaba enganchadísima de esta historia.
Creo que fue por eso, por esa adolescente del pasado que no tuvo un referente así en sus series, que acabé viendo esta historia por mucho que tenía clarísimo que esto iba dirigido a un público mucho más joven que yo.
¿Me ha impedido esto ver la serie? Para nada. La he disfrutado igual, o más, porque a pesar de todo no deja de ser el típico cliché adolescente.
Mi opinión sobre la temporada 1 de Mi primera muerte
La temporada 1 de Mi primera muerte nos pone en la piel de dos chicas que no podían ser más dispares: una, heredera de un clan de vampiros milenarios y ultra poderosos que se esconden entre los humanos, la otra, heredera de un grupo de cazadores de monstruos que recorren el mundo salvando a la humanidad.
Lo que no se imagina ninguna es que el amor surgirá entre ambas cuando menos se lo esperen, y que ese amor parece más fuerte que el hecho de que sus familias están destinadas a matarse entre sí.
Con esta premisa tan a lo Romeo y Julieta pero en bollero se desarrolla una serie que destaca por ser un romance adolescente con absolutamente todos los clichés pero que junta monstruos y una historia paralela sobrenatural para darle forma.
En su contra juegan los efectos especiales, tan malos que dan mal rollo. Hay una escena en concreto, allá por el cuarto capítulo, donde el nivel de efectos especiales llega a cierto nivel que ya resulta hasta gracioso verlo.
Y eso es un poco pena, porque sin duda la temporada 1 de La primera muerte ganaría más si se hubiese invertido un poco más en este aspecto.
Aun así esta serie tiene un factor muy especial que, en mi opinión, es lo que ha hecho que tanta gente la vea y que las parejas de lesbianas a las que les pregunto le hayan dado una oportunidad: y es que, ¿alguna vez habíais visto una serie adolescente de vampiras lesbianas?
Que la serie trate con tanta normalidad la sexualidad de sus protagonistas, y cree alrededor de esto una historia de amor donde el drama no es que te gusten las mujeres, lo cierto es que se agradece y es necesario.
Agradezco a Netflix que las futuras generaciones sí puedan crecer con referentes que les ayuden a entender que la sexualidad es muy amplia y no heteronormativa.
Eso sí… ¡de nuevo otro drama bollero! Incluso cuando todo va de vampiros y no tiene nada que ver con que sean dos chicas, la trama sigue teniendo el típico bollodrama.
Echo en falta una serie tipo Heartstopper pero con chicas, un Querido Simon, que cuente una historia de amor lésbica con ternura y sin necesidad de cierta sexualización para dar voz a una realidad que es como que dos mujeres pueden amarse entre ellas sin problemas.