
Que vengo tarde a hablar de Midsommar es algo que ya sé pero, como suele decirse, más vale tarde que nunca. Había oído muchas cosas sobre la película de Ari Aster, pero no estaba ni de lejos preparada para lo que me iba a encontrar.
Mi opinión sobre Midsommar
Midsommar nos hablar de una aparentemente idílica comuna sueca donde van a celebrar una de sus fiestas de solsticio más importantes: una festividad que dura nueve días y donde puede pasar de todo.
Y ahí es a donde se dirigen un grupo de amigos estudiantes y la novia de uno de ellos, invitados por un joven que se crió ahí. Lo que no se esperan es hasta qué punto todo puede cambiar en nueve días, y cómo un viaje aparentemente idílico puede convertirse en una pesadilla.
Con esta premisa comienza una historia que, aunque no es original como tal – todos podemos imaginarnos los típicos rituales paganos – gana sobre todo por la forma en la que está narrada.
Y es que Ari Aster sabe meternos de lleno en su mundo idílico y lleno de terror psicológico, contando una historia que avanza en los detalles y de la que podemos sacar un debate bastante intenso de gran parte de sus escenas.
A través de una escenografía y un vestuario bien cuidado, así como de unos planos cuidados a la perfección, Midsommar consigue llevar una historia que no es de terror como tal a otro nivel, consiguiendo crearnos un mal cuerpo que perdura en todo su visionado.
A esto se le acompaña con escenas grotescas, gore o de lo más surrealistas que, en vez de chocar con el tono de «comuna idílica», hacen que se complemente muy bien.
No hay que negarlo: Midsommar es rara, muy rara. No es una película que vaya a gustar a todo el mundo, porque la historia de por sí y el tratamiento de la película no invita a ello. Y, aun así, tiene algo que hace que no puedas parar de mirar y que no quieras perderte nada.
A todo esto también hay que añadir el desarrollo de los personajes, sobre todo de la que podríamos considerar protagonista: Dani (Florence Pugh). A través de sus ojos vamos viendo lo que está pasando, y cómo cada persona reacciona de una forma distinta a los eventos tan escalofriantes que están ocurriendo.
Mientras que a unos les causa pavor, y a otros intriga, en Dani vemos un desarrollo totalmente distinto, hasta estar metida de lleno en las costumbres del lugar. Ari Aster muestra todos los puntos de vista, y cómo cada persona reacciona de forma diferente a un mismo hecho según su contexto anterior, y lo hace de una forma muy profunda.
Además, estas evoluciones también se cuentan acompañadas de ciertos detalles que vemos a lo largo de toda la película, como el uso constante del oso amansado y la joven.
Sin duda, Midsommar es una película llena de detalles que consigue dejarte con un mal cuerpo y con mucho que pensar. No a todo el mundo le gustará pero, si buscas un terror psicológico diferente, es una muy buena opción.