
Si ya anteriormente os hablé de la mitología gallega con un libro escrito por Alberto Álvarez Peña, hoy toca otro libro del mismo autor que abarca el mismo tema pero en otro lugar: Mitología asturiana.
Mi opinión sobre Mitología asturiana
Una al lado de la otra, no es de extrañar que compartan creencias similares y que incluso podamos encontrar la misma historia en un libro y en otro. Aun así, cada uno tiene su propia forma de contar las leyendas de estas provincias, lo que hace que se diferencien.
Mitología asturiana sigue ese estilo que recuerda a los antiguos bestiarios para contar las criaturas en las que se creía antiguamente en esta zona de España. Y aquí es donde tengo que admitir que este libro me ha convencido más que Mitología gallega.
Sobre todo esto se debe a que cada sección está más explicada, y he logrado entender mucho mejor las criaturas y leyendas que contaba el autor. Mientras Mitología gallega se introduce en profundidad en ciertos aspectos, pero vagamente en otros, Mitología asturiana sabe hacer un resumen completo y bien hilado de todas las criaturas de las que nos habla.
Y es un libro de lo más interesante, porque muestra una vez más cómo cada provincia tiene su propia mitología pero guardan similitudes entre sí. En este caso, al lindar con Galicia pero también con Cantabria, podremos encontrar criaturas muy similares o iguales a las de estas mitologías.
Como decíamos, este libro guarda cierta similitud con los antiguos bestiarios. Aunque no me ha recordado tanto como lo hizo Mitología gallega, aquí podemos encontrar también diversos dibujos que ayudan a que nos imaginemos a la perfección a esas criaturas de las que habla el autor.
Sin duda, la combinación de estos dibujos junto con el estilo del autor es lo que hace que nos transportemos de lleno a esa Asturias de hace unos años, cuando se contaba de forma oral todas estas leyendas sobre criaturas, monstruos y tesoros.
Y hay cosas de lo más interesantes, como que en Asturias exista una versión de Hombres lobo que, en vez de lobos, son linces. O, por lo menos, se cree que eso era el Llobu Cerval, porque ya no hay linces en Asturias.
Estas son algunas de las cosas que podemos aprender leyendo este libro, pero hay muchas más que hacen de Mitología asturiana un compendio de lo más interesante para conocer qué se solía creer en aquellas tierras.
Sin duda, recomiendo ampliamente su lectura a todas aquellas personas que quieran ampliar sus conocimientos sobre las leyendas y los mitos asturianos.
Es muy interesante descubrir lo rica que es España en una mitología propia, aunque es un tanto triste pensar y darse cuenta de que gran parte de ella empieza a olvidarse.
Es más, gran parte de lo que queda es gracias a los escritos que lo nombran, ya que cada vez se habla menos de estas criaturas en la tradición oral.
Aun así, merece la pena revivir un poco el pasado para conocer un poquito más de cerca qué historias se solían contar antiguamente.