
No hay mayor señal del éxito de una obra que el aplauso encendido de un público que, preso de las emociones, se levanta para agradecer a las integrantes lo que acaban de representar, y con la obra de Tea Rooms ocurrió exactamente eso.
Mi opinión sobre la obra de Tea Rooms
Me daba pavor imaginarme qué podían hacer con un libro como este, teniendo en cuenta que de por sí es complicado imaginarse correctamente todos los espacios. Pero, dejando a un lado esa reticencia inicial, lo cierto es que la obra de Tea Rooms es una gran representación de uno de esos libros – y autoras – olvidados de la Segunda República Española.
La obra de Tea Rooms es una representación del libro del mismo nombre, por lo que da vida a las historias de ese local madrileño para la élite y las trabajadoras que durante horas y horas están dando el callo por unos cuantos peniques.
Al igual que en el libro, aquí la voz principal es Matilde: la chica callada pero con una mente bastante rebelde, que analiza las situaciones y es muy consciente del padecimiento de la clase obrera.
Y, un poco como en el libro pero dejando más de lado a los personajes masculinos, la obra de Tea Rooms nos cuenta la historia de todas esas mujeres que pasan por el local.
Cada una, a su manera, vive un tipo de penuria y Matilde, con su ojo avizor, se da cuenta de todos los tejemanejes que forman parte de este obrador.
Y lo cierto es que la obra me ha ayudado mucho a ser más consciente de los espacios, pero también de las historias que en él se plasman. Es sorprendente que estemos hablando de un libro de la Segunda República, hace casi cien años, y que aun así los temas que trata se sientan tan actuales.
No solo es la situación del obrero, sino que se tocan temas como el aborto o la prostitución; y, gracias a la obra, se es más consciente de la época que se está tratando y de lo increíble que es que se hablase de ello – qué ciegos nos ha dejado la dictadura -.
Dicho esto, sus seis actrices hacen un papel de diez, cada una interpretando a la perfección su papel – o papeles -. No podría decir una que destaque, ya que sin duda estamos ante un elenco muy bien escogido que se compenetra muy bien; ni siquiera la actriz principal le roba protagonismo al resto de sus compañeras.
Os recomiendo ampliamente que vayáis a ver la obra de Tea Rooms que estará de momento hasta el 30 de abril en el teatro Fernán Gómez. Merece mucho la pena pasarse y verlo, incluso aunque no hayas leído el libro.
Los espacios, las actuaciones y la representación de esta historia hacen de la obra un gran espectáculo que recomiendo de corazón. Ojalá sigan ampliando las fechas y podamos disfrutar durante más tiempo de este cachito de la segunda república que han hecho que cobre vida de esta forma.