
Oxenfree es de esos videojuegos que sorprenden, de los que son en apariencia sencillos pero consiguen calarnos más que algunos en los que se invierten miles y miles de euros. Y es que Oxenfree consigue contarnos una buena historia y meternos de lleno en el juego sin necesidad de apoyarse en factores como unos buenos gráficos o en una buena música envolvente.
¿Por qué darle una oportunidad a Oxenfree?
La historia se centra en Alex, una chica un tanto rebelde que llega a Edwards Island con su nuevo hermanastro, Jonas, para celebrar una fiesta con sus amigos de la infancia: Ren, Nona y Clarissa. Lo que empieza como una simple aventurilla de adolescentes acaba convirtiéndose en una historia de misterio y fenómenos paranormales. Porque la isla ya no es lo que era, y algo maligno acecha en cada esquina.
Además de contar una buena historia de sucesos paranormales, sobre todo fantasmales y relacionados con los time loops, Oxenfree tiene algo que me encanta: el poder de nuestras propias decisiones para determinar cómo acaba el juego.
Pero además, las decisiones se realizan de una forma tan natural que muchas veces no somos conscientes de las consecuencias de nuestros actos; la mayoría de veces no hay acciones buenas, malas o neutrales, simplemente acciones. Eso sí, cada una de estas acciones tiene sus consecuencias aunque no nos demos cuenta de ello.
Gran parte del juego se centra en los diálogos que hay mientras vas de aventura en aventura. En ellos puedes decidir intervenir o no, de una forma tan natural que recuerda a la vida en sí. Incluso el no intervenir ayuda a determinar qué final nos espera.
Y este factor se explotaría más si no fuese por los gráficos que utiliza el juego. No me centro en que sean buenos o malos, sino en la perspectiva utilizada para meternos en la historia. Alex y sus amigos se ven lejanos, sin que seamos capaces de notar prácticamente sus emociones y reacciones, de forma que nos convertimos en una especie de espectador capaz de manipular la situación pero sin ser conscientes del todo de cómo puede afectar realmente.
Aunque en todos los juegos la música cumple un factor imprescindible, en este pasa prácticamente repetitiva. Esto es muy curioso teniendo en cuenta un objeto que tiene gran protagonismo en Oxenfree: la radio.
La importancia de la radio de Alex va creciendo conforme avanza el juego, y esto puede llegar a ser algo bueno o algo malo. Aunque no sabría cómo plasmarlo de otra forma, el efecto que se consigue muchas veces es contraproducente, haciendo que nos cansemos de ese dichoso aparato. Y es que estar una o dos veces buscando la dial adecuada no está mal; el problema reside en tener que hacerlo durante toda la aventura.
Esto hace que a veces te canses de esa dinámica, pero la historia en sí tiene tanta intriga que incluso da igual que te puedas pasar un buen rato buscando la dial que te ayudará a avanzar en la historia.
A pesar de ello, Oxenfree es un videojuego muy sencillo y recomendable. La historia se hace muy amena, dejando con ganas de vivir las aventuras de estos cinco amigos un poquito más.
Si buscas un juego que mezcla las aventuras, el terror y lo paranormal, y que encima tus decisiones influyan en el final, entonces te recomiendo Oxenfree.
Debe ser que los juegos de plataformas son más sencillos de crear, porque son los más socorridos para los estudios independientes. Por lo que dices, ser una aventura gráfica le habría venido posiblemente como anillo al dedo.
Igualmente sigue siendo un juego de lo más disfrutable 🙂