
Roma es una de esas películas a las que hay que darle muchas vueltas porque no sabes realmente lo que piensas sobre ella en un primer momento, o por lo menos eso es lo que me ha pasado a mí.
Y, admito que mientras la veía no me parecía para tanto, pero que conforme más pienso en ella más detalles encuentro que me gustan, hasta que al final me ha acabado conquistando.
Mi opinión sobre Roma
Roma es una película intimista que nos cuenta el día a día de una familia desde los ojos de Cleo (Yalitza Aparicio), la criada de una familia de alta burguesía de los años setenta que vive cerca de Ciudad de México.
Con esta premisa se nos da la oportunidad de ver los entresijos de este hogar, tanto de Cleo, con todas las situaciones a las que tiene que hacer frente con entereza, como Sofía (Marina de Tavira), cuya vida en un palacio parece perfecta pero está vacía por dentro.
Realmente Roma es una película donde las mujeres juegan un papel imprescindibe. Allá fuera, tras las puertas que protejen su hogar, el mundo parece temblar con cada acto que realiza el ser humano, pero dentro de su casa Cleo y Sofía mantienen a flote todo la casa, a pesar del dolor interno que ambas mujeres tienen.
Eso sí, el film sobre todo centrará la mirada en Cleo, en su dolor, en su día a día, en su resignación y en su felicidad dentro de una vida destinada a ser monótona. Cleo es la que más sufre, pero en cambio su presencia también sirve para contarnos el dolor de los demás, en una muestra de esas injusticias sociales que Roma pretende mostrarnos.
Porque Cleo puede parecer de la familia en ciertos momentos, pero no lo es. Está ahí por una razón, cuidando de unos hijos que no son los suyos y tragándose sus palabras porque, en el fondo, toda la casa se mantiene en pie gracias a ella.
A todo este potente mensaje emocional se le añade la increíble dirección de Alfonso Cuarón que decide contarnos esta historia en blanco y negro. Una vida en blanco y negro, eso es lo que es Roma.
Junto a unos escenarios preciosos, la ausencia de color hace que nos resulte igualmente bonita.
En su contra juega un ritmo excesivamente lento en algunas ocasiones, típico de los films que quieren mostrarnos una cotidianidad tan realista. Pero si sabes a lo que te enfrentas, estoy segura de que verás este film con otros ojos.
Está claro que las películas que tienen este tipo de ritmo, que me recuerda a otros films como Estiu 1993, no son para todo el mundo. Incluso se podrían llegar a tildar de aburridas, porque parece que no pasa nada…
Pero sí que pasa, lo único que ocurre es que los sucesos no van uno detrás de otro de forma desenfrenada. Al final es como la vida misma. Las cosas van pasando, nuestra forma de ver el mundo también evoluciona, y muchas veces no nos damos ni cuenta.
Pero, al echar la vista atrás, nada sigue igual. O quizás sí, y todo seguirá en calma en nuestro hogar.
Entrada escrita por Isabel Robleda (@Claraformo)