
Por fin llegamos al final de la esperada trilogía que ha devuelto a la infancia a tantas personas, esa gallina de los huevos de oro que Disney sabe aprovechar al máximo – y que sin duda seguirá aprovechando hasta que ya no haya de dónde rascar -.
Star Wars: El ascenso de Skywalker viene a poner fin a esta tercera continuación de La guerra de las galaxias pero, ¿consigue ser lo que esperábamos? Lo cierto es que, aunque no está mal, parece la más floja de las tres últimas entregas, haciendo que el final de esta nueva trilogía se despida con un sabor agridulce.
Análisis de Star Wars: El ascenso de Skywalker
El nuevo ascenso del emperador Palpatine (Ian McDiarmid) pone en guardia a toda la galaxia. En unas pocas horas cientos de planetas podrían desaparecer, y es imprescindible descubrir dónde se esconde. Rey (Daisy Ridley) y sus amigos se embarcarán en una misión a contrarreloj para salvar la galaxia, sin saber que por el camino nuestra protagonista tendrá que enfrentarse de una vez por todas a su verdadero origen.
De esta forma empieza Star Wars: El ascenso de Skywalker, una aventura que consigue entretener pero que deja tantos puntos abiertos que es inevitable pensar que van a venir otras tres detrás para continuar la historia hasta que no se pueda más.
Pero lo que más me ha llamado la atención del film es lo rápido que pasa todo. En mi opinión, todo pasa con una excesiva rapidez que hace que se pierda información por el camino. Todo transcurre en 16 horas, pero parecen días y semanas.
Esto hace que al acabar el film tengas las emociones a flor de piel, pero que haya tanta información que tengas mucho que asimilar horas después de haberla visto.
La rapidez hace también que los momentos emotivos se pierdan en el barullo de acción e información. Descubrimos el origen de Rey, vemos la muerte de muchos seres queridos, pero todo esto no consigue ponernos los pelos de punta. Son momentos clave que podrían haber llegado al espectador de una forma magistral, y sin embargo se quedan en la superficie para que digamos «Ah, así que es por esto» y ya está.
A todo esto se le junta que Star Wars: El ascenso de Skywalker se centra en exceso en entramados amorosos que no pintan nada. Aunque todos esperábamos el romance de Rey con Kylo Ren (Adam Driver), hay demasiados momentos de tensión romántica entre el resto de personajes que se meten en la historia y que no aportan nada.
Cabe comentar que no juntan a Poe (Oscar Isaac) con Finn (John Boyega), por mucho que la comunidad lo haya pedido durante años, por lo que muchos se tendrán que quedar con las ganas. Eso sí, a pesar de no haber dejado juntos a estos dos personajes, Disney se atreve a meter de refilón el beso de dos chicas en un momento que no pasa desapercibido para todo el que esté atento.
Aunque no sea lo que parte de la comunidad esperaba, es un paso dentro de la compañía y algo que sitúa al film en la primera película Disney en mostrar un beso homosexual.
Dejando esto a un lado, lo cierto es que Star Wars: El ascenso de Skywalker me ha dejado bastante fría. Aunque no está mal y sigue entreteniendo como sólo esta saga sabe, de las tres es la que se ha quedado más corta. Ahora sólo queda esperar a ver cómo continúan todo esto, porque sin duda lo harán en algún momento.