
Está claro que Netflix ha descubierto un nicho interesante al que agarrarse como si fuera un clavo ardiendo: las series provocativas que hablan de sexo sin tapujos. Ya lo vimos en series como Sex Education y Big Mouth, y ahora le tocaba el turno a Bonding.
La temporada 1 de Bonding nos muestra la vida de Tiffany (Zoe Levin) , una estudiante de psiquiatría que también es dominatrix, y de su amigo Pete (Brendan Scannell), un chico con miedo escénico que acabará ayudándole en su trabajo.
¿Merece la pena la temporada 1 de Bonding?
Con esta premisa podríamos esperar una serie bastante trasgresora, como es el caso de Big Mouth o Sex Education, pero en cambio nos encontramos con una serie bastante blandita.
Lo cierto es que, a pesar de ir sobre la vida de una dominatrix, la serie no se centra tanto como podría en mostrarnos los fetiches sexuales de sus clientes. No os equivoquéis, como tal lo hace, pero a pesar de hacerlo no te deja la sensación de encontrarte ante una serie que te esté mostrando algo nuevo.
Además, la temporada 1 de Bonding es más una muestra de la evolución de sus personajes, de esa chica con una barrera emocional enorme y de ese chico tímido incapaz de salir de su zona de comfort. El sexo, el bonding y la dominación son sólo un escaparate para hablarnos de emociones humanas básicas.
A su favor cuenta con que es una serie extremadamente corta que te puedes ver en poco más de una hora. Casi es como si estuvieras viendo una película, y la evolución de los personajes ocurre tan rápido que incluso te hace pensar que podría haberse hecho una película y ya está con su trama.
El tipo de humor en algunos puntos es un acierto, pero en otros te encuentras chistes que no sabes muy bien ni por qué los han puesto.
Aunque desconozco bastante el mundo de las dominatrix y del BDSM, noto que lo han endulzado en exceso. Te hacen pensar que es un trabajo más sencillo de lo que es realmente, y le quitan la estigmatización que realmente tienen este tipo de trabajos.
Todo el mundo alrededor de Tiffany y Pete acaba aceptando sus alter ego dedicados a la dominación, algo que sinceramente veo poco creíble. Aunque entiendo que quizás lo han hecho para normalizar el BDSM y los fetiches ocultos de mucha gente, también me gustaría ver cómo se enfrentaban a otras situaciones donde su trabajo es puesto en el punto de mira.
A pesar de todo esto la temporada 1 de Bonding es bastante disfrutable. La ves rápidamente y tiene puntos graciosos que juegan entre la parodia y lo absurdo para contar una historia bastante sencilla.
Eso sí, me hubiese gustado que se arriesgasen todavía más. Casi da la sensación de que están en la punta del iceberg, tocando lo que podría haber sido la serie pero sin zambullirse del todo. Sólo queda esperar a ver qué camino toma con su segunda temporada.