
¿Cuánta gente sigue viendo a día de hoy The Walking Dead? Está claro que hay más de uno por ahí suelto que, como yo, se ha tragado la temporada 9 de The Walking Dead sin saber muy bien por qué.
La pregunta realmente sería entonces: ¿cuánta gente a día de hoy se sigue considerando fan de la serie? Lo más seguro es que la gran mayoría se haya quedado por el camino, lo que hace todavía más curioso el hecho de que siga emitiéndose en antena cuando empezó a hacer aguas como cinco temporadas atrás.
¿Mejora la temporada 9 de The Walking Dead?
La temporada 9 de The Walking Dead no iba a ser diferente al resto, aunque algo distinto sí ha hecho: se ha atrevido a seguir su camino sin ese protagonista que le insuflaba vida a una serie tan muerta, Rick Grimmes (Andrew Licoln).
Ahora que su protagonista no está el tiempo ha pasado y la serie se ha vuelto aún más coral. Ya no hay un jefe por encima de todos, sino que existen varios. La humanidad empieza a asentarse, y parece que hay cierta esperanza que nos incita a creer que, aunque no se acabe con los zombies, los humanos están aprendiendo a reconstruirse en este nuevo mundo.
O por lo menos esto es lo que parece hasta que llegan Los Susurradores, eso humanos que se mimetizan entre los zombies. Por un instante parece que la serie va a volver a sus orígenes, cuando el mayor problema precisamente eran los zombies, pero otra vez ocurre la misma lucha entre humanos que llevamos viendo una y otra vez.
Da igual que esta vez se vistan como zombies, porque no deja de ser la misma trama con distinto envoltorio. La temporada 9 de The Walking Dead puede parecer original en ciertos momentos, pero sigue siendo igual de siesa que lo que ha sido en las temporadas anteriores.
A esto se le junta que la trama avanza terriblemente lenta. Aunque sigue siendo aburrida – no hay que olvidar que The Walking Dead es una serie que no merece la pena ver por mucho que se esfuercen en vendernos lo contrario – lo cierto es que en esta temporada este ritmo le pega más.
Porque la temporada 9 de The Walking Dead se ha centrado sobre todo en mostrarnos la cotidianidad tras el apocalipsis. Está claro que siguen lidiando con problemas, pero sobre todo seguimos los pasos de todas esas personas que se han reconstruido años después y han aprendido a convivir entre los zombies.
Esto hace que por lo menos defraude un poquito menos, pero sigue siendo una bazofia que no hay por donde pillar. Por si esto fuera poco, después de una temporada medianamente salvable llegamos a un capítulo final donde parece que no ocurre nada.
En el final te esperas que toda la carne se ponga en el asador, pero en cambio prefieren dejarnos con un ‘meh’ en los labios. Se nota que confían plenamente con que habrá una décima temporada donde explotar al máximo la nueva amenaza que tienen encima.
Pero se olvidan de lo principal: y es que no estamos viendo de The Walking Dead para que nos dejen con la miel en los labios. Lo único que queremos es que o se acabe ya o nos den algo nuevo, pero una vez más se resisten a que los espectadores tengamos lo que andamos buscando.