
El problema de adaptar una serie como Titans, que marcó a toda una generación, es que las comparaciones son odiosas. Y por eso Raven (Teagan Croft) es demasiado cuqui para ser Raven, Starfire (Anna Diop) es demasiado malota para ser Starfire y en todo momento te preguntas que dónde está Ciborg (espero de todo corazón que no tarde mucho en aparecer).
Pero, si consigues dejar esto a un lado y te sumerges de lleno en la nueva propuesta de Netflix y DC descubres que es una serie muy bien llevada que sirve para ampliar ese mundo de DC Cómics que muchas veces puede quedarse corto en las películas.
Mi opinión sobre la temporada 1 de Titans
En Titans tienen cabida todos esos superhéroes que de otra forma sería difícil ver en la gran pantalla. Halcón, Paloma, Wonder Girl… Son algunos de los nombres de superhéroes que conoceremos a lo largo de la temporada, por supuesto junto al joven grupo de Titanes.
Y esto es lo mejor sin duda de la serie, el dejarnos explorar el mundo de DC de esa forma tan cercana. Conocer a esos «superhéroes de segunda» de una forma mucho más humana; todo esto aderezado bajo la sombra de Batman y Gotham, que ayuda a que la serie no pierda de vista a sus personajes más icónicos.
Aunque no hacen acto de presencia, todo ese mundo de DC Cómics que conocemos mejor está presente, haciendo una buena combinación entre esos nuevos superhéroes que por primera vez tiene la oportunidad de mostrarse y esas viejas glorias que llevan tanto tiempo llenando las arcas de la empresa.
En su contra juega una historia que en muchas ocasiones se hace excesivamente lenta. Esto se debe precisamente a la forma de narración, que nos indica que estamos ante una serie con un mismo hilo argumental que se mantendrá durante varias temporadas; en esto difiere de las series que ha sacado Marvel en Netflix, donde en cada temporada hay una trama principal que más o menos acaba en el último capítulo de temporada.
El problema es que esta técnica narrativa ayuda a conocer mejor a todos los personajes secundarios, pero también nos desvía en exceso del tema principal que toca la serie: los poderes de Rachel.
Casi da la sensación de ser una temporada a medias. Como si necesitase 23 capítulos, y no 11, para terminar de contar todo lo que quiere mostrar al espectador.
Todo esto se plasma completamente en ese último capítulo que te deja todo el rato pensando por qué un último capítulo de temporada se desvía tanto y cómo es posible que hayan decidido que ese sea el final.
Eso sí, no creáis que no tengo fe en Titans. Al contrario, tengo mucha fe. Creo que tiene el potencial para convertirse en una buena serie de superhéroes y que, una vez hechas las presentaciones, le será mucho más fácil avanzar. Podría incluso ser una de las mejores series de DC.
Creo firmemente que la segunda temporada va a ser mejor que la primera, pero esto no significa que esta primera muestra del equipo de Titanes sea floja; sólo intenta abarcar demasiado mundo de golpe, con sólo 11 capítulos en los que debe mostrarnos por qué tenemos que seguir viendo Titans.
No debería ser así, porque tendrían que haber puesto toda la carne en el asador en el principio… Pero tengo la esperanza de que todo será más fluido cuando el grupo empiece a llamarse por sus nombres de superhéroes y no por sus nombres reales.