
Si la primera temporada de Por trece razones me dejó con sentimientos encontrados, esta sin duda ha conseguido hundir la serie de una forma que todos ya nos esperábamos. Lo que debería haberse quedado en una miniserie se alarga y pierde su esencia.
¿Por qué Por trece razones ha perdido toda su esencia?
De esta forma nos encontramos ante una temporada previsible y que avanza excesivamente lenta. Una mezcla de ideas que no llegan a ningún lado y que nos hacen pensar que estamos viendo una mezcla entre Cómo defender a un asesino, Pequeñas Mentirosas y Entre fantasmas.
Por un lado está el hecho de que toda la temporada gire en torno al juicio. Lo que podía parecer una buena forma de continuar la historia sólo sirve para demostrar que no hay mucho más que contar. Esto se nota sobre todo en las incongruencias, en todos los detalles nuevos de la vida de Hannah Baker (Katherine Langford) que podrían aportar un poco de luz a su vida, pero no lo hacen.
Sin olvidar que encima está todo tan mal hilado que hay muchas cosas que se saben desde el principio que van a ocurrir, pero otras que ni siquiera dejan claro cómo han pasado. Y esto, unido al poco interés que despiertan algunos capítulos, hace que desconectes del todo.
Quizás lo único bueno que se puede decir de esta temporada es que se nota que han ido un poco más de puntillas con los temas que trata, cosa que no es de extrañar teniendo en cuenta todas las críticas negativas que recibió en un primer momento.
Por trece razones podría acabarse ya que a nadie le iba a importar. Ya no hay nada más que contar.
Otros enlaces relacionados sobre Por trece razones
Por trece razones llegará a su final en su cuarta temporada, tras dos temporadas seguidas que han dado mucho de qué hablar pero que también demuestran que la serie no tenía mucho más que ofrecer que lo visto en los primeros capítulos.