
No hay nada peor que continuar alargando algo cuando ya no hay nada que pueda rascarse. Por trece razones ya demostró en su primera temporada que no era necesario continuar la historia pero, empeñados en explotar la fama transitoria, hicieron una segunda parte.
Si esta segunda parte ya demostró que no valía la pena seguir, la temporada 3 de Por trece razones ha dejado más que claro que la historia hace muchos capítulos que dejó de ser lo que era.
¿Por que no merece la pena ver la tercera temporada de Por trece razones?
En vez de centrarse en el tono anterior, esta ver la serie tira por otros derroteros para pillar un tono que recuerda a muchas series adolescentes de misterio. ¿Quién mató a Bryce Walker (Justin Prentice)? Esa es la premisa con la que juega la temporada 3 de Por trece razones, y es en lo que se centra durante todos los capítulos.
Sólo que esta vez la voz de la historia es otra. Hannah Baker (Katherine Langford) ya ha quedado atrás, y es Ani (Grace Saif) la que se pone en su lugar para contarnos qué ha pasado después del juicio.
Lo peor de todo es que la temporada anterior había dejado a medias la historia, viendo cómo Tyler (Devin Druid) estaba a punto de asaltar el instituto. Pero parece que en esta tercera parte que se quedase así, a medias, no importa: era más interesante centrarse en el asesinato de Bryce Walker que terminar la trama anterior, que hubiese dado una oportunidad enorme a la serie para hablar del problema con las armas en Estados Unidos.
Pero en vez de eso la temporada 3 de Por trece razones usa el asesinato de fondo para hablar de un tema por encima de todo: la redención. Pero, ¿realmente lo consigue la serie?
En este punto entra en juego algo que no me ha gustado que haya hecho la serie: intentar hacer que empaticemos con Bryce Walker. Este personaje es uno de los más cabrones de toda la serie, causante de gran parte de los males que hemos visto en capítulos anteriores, pero aquí se empeñan en mostrarnos una cara diferente de él.
El problema de todo esto es que es un cambio en su carácter que es difícil de creer; por mucho que todos creamos en la redención, que conviertan a Bryce en un personaje totalmente nuevo después de todo lo que ha hecho es algo que yo creo que desagrada a muchos de los que hemos visto la temporada 3 de Por trece razones.
Dejando todo esto a un lado, lo cierto es que hay pocas cosas que consigan salvar la serie a estas alturas. La primera temporada por lo menos conseguía causarte intriga por saber el final, pero todo eso se ha desvanecido en las siguientes.
La temporada 4 de Por trece razones va a ser la última, y me alegro de que así sea. La serie debería haberse quedado en esa primera temporada, pero las ansias de alargar a la gallina de los huevos de oro han hecho que no sólo su recuerdo empeore, sino que ya no haya ganas de seguir viendo qué pasa en este instituto.