
Lo admito: hace ya un tiempo que desconecté por completo de Vikings. Ni Lagherta (Katheryn Winnick) en plena acción, ni los hijos de Ragnar (Travis Fimmel), ni siquiera Rollo (Clive Standen), consiguen que conecte de nuevo con la serie. Y la temporada 5 de Vikings no iba a ser una excepción.
Y es que desde que Ragnar dejó de estar en la trama la historia parece que va a pique, y no porque haya perdido calidad… simplemente porque ya está gastada, ya no hay de dónde sacar, y empieza a aburrir un poco. Es lo que pasa cuando se quiere extender de más una historia.
Mi opinión sobre la temporada 5 de Vikings
La decadencia de Ragnar ya fue un indicio de lo que nos deparaba, y su muerte sentenció la serie para siempre. El problema fue darle peso a los hijos de Ragnar, cuando todos nos habíamos enganchado a la serie por cuatro personajes principalmente: Lagherta, Ragnar, Rollo y Floki (Gustaf Skarsgard).
El problema ahora es que Ragnar ha muerto, Rollo sólo sale de vez en cuando y prácticamente no se sabe nada de él y Floki… bueno, digamos que la trama de Floki ha conseguido convertirse en la parte más aburrida de toda esta historia. Y qué pena da cuando echas la vista atrás y recuerdas lo que solía ser este personaje.
Así que sólo nos queda Lagherta, condenada a ser una sombra de sí misma. Su papel ha quedado relegado, dando más peso a esos hijos que tuvo Ragnar y que la temporada 5 de Vikings tanto se empeña en meternos a la fuerza, por mucho que prácticamente ninguno tenga el carisma de sus antecesores.
Se libraban levemente Bjorn (Alexander Ludwig) e Ivar (Alex Hogh Andersen), pero es que ya llega un punto en el que ni siquiera ellos consiguen que nos quedemos. Admito que en un primer momento Ivar me gustaba mucho, pero también se ha convertido en una sombra de lo que podría haber sido; lo han hecho tan malvado que ya no resulta ni creíble.
Lo único que consigue mantener el interés es lo que ocurre en palacio, en el país británico. Las intrigas palaciegas, las uniones, las traiciones… eso es lo que da un poco de chicha a una serie que lleva perdiendo fuerza desde hace algún tiempo.
Y deberíamos preguntarnos qué se está haciendo mal cuando lo más interesante dejan de ser los vikingos para empezar a ser los cristianos.
Con Vikings, y sobre todo con esta última temporada, siento que estamos ante una crónica de una muerte anunciada. Una muerte que llega finalmente con la sexta temporada, y que queremos que llegue ya de una vez.
Ya no es lo que era, y es toda una pena. Vikings se situó en la parrilla televisiva con fuerza, y durante años ha demostrado que se merecía el renombre que estaban ganando.
Sólo me queda una última cosa por pedir: Vikings, todavía te queda una temporada más para redimirte. No dejes que todos nos despidamos de ti con un mal sabor de boca.